Los globos aerostáticos modernos se componen de 3 elementos: envoltura (o vela), barquilla y quemadores. Otros elementos auxiliares son las botellas o bombonas de gas o el ventilador utilizado para hinchar el globo en frío cuando estamos montándolo en tierra.
La envoltura se compone de una serie de franjas verticales unidas (como los meridianos del globo terráqueo), realizadas de material sintético impermeable, capaz de resistir las altas temperaturas del interior, puede ser nylon o poliéster. Su volumen depende de los modelos y de la capacidad de carga que pueden transportar. Los que vemos normalmente volando por el aire están entre los 1.800 y los 8.000 metros cúbicos.
Envoltura y barquilla están unidas con cables de acero. Ésta suele ser de mimbre o junco entrelazado. Las hay de diversas dimensiones, en función de su uso o del número de pasajeros que transporte.
Los quemadores (dos o más), situados encima de la barquilla y a una cierta altura gracias a unos palos de nylon, actúan dirigiendo el chorro de fuego hacia la entrada de la envoltura (llamada boca).
Otros instrumentos complementarios para la navegación aérea y la seguridad pueden ser el Altímetro, el Variómetro (mide la velocidad vertical media), el Termómetro, la Brújula, el GPS, mapas de la zona de vuelo, un aparato de Radio y un extintor.
Un globo aerostático o de aire caliente, aunque es una aeronave, en realidad flota dentro del viento. Basamos esta forma de vuelo, como nos enseña la Física, en que el aire caliente pesa menos que aire frío, tendiendo por ello a subir. Nos sentimos como una partícula más del viento, moviéndonos dentro de él a su misma velocidad. A nosotros nos gusta llamar a nuestros pasajeros los “Viajeros del Viento”.
El Piloto, con su práctica y habilidad, coloca el globo a la altura deseada para introducirse en las corrientes de aire que le sean más favorables y poder con ello conseguir una u otra dirección. El vuelo en globo está considerado, al igual que con otras aeronaves, un transporte aéreo.